Todos hemos oído alguna vez que la dieta mediterránea está considera como una de las más saludables y equilibradas del mundo y recomendada por nutricionistas o especialistas sanitarios. Pero, ¿Sabías que la UNESCO la considera como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? ¿Y que es catalogada por la OMS como una de las dietas más saludables del mundo?
Los frutos secos son una parte fundamental de la dieta mediterránea, donde se recomienda consumirlos diariamente siempre y cuando sea una cantidad moderada. Recientemente, hemos sabido que los pistachos también forman parte importante de la nueva pirámide nutricional de la dieta mediterránea, elaborada por la fundación con el mismo nombre; Fundación Dieta Mediterránea.
La Fundación ha adaptado la pirámide alimentaria tradicional a los nuevos estilos de vida, añadiendo hábitos sociales y culturales, entendiendo la dieta como un concepto más amplio. La nueva pirámide sigue la pauta de la anterior, situando en la base los alimentos de consumo diario, donde se encuentran los pistachos, y eleva a la zona más alta de la pirámide aquellos alimentos cuyo consumo no es recomendado y deben consumirse con moderación.
Pistachos en la piramide nutricional
Según la nueva pirámide los pistachos destacan del resto de frutos secos debido a que, comparándolos con el resto, tienen una menor cantidad de grasa y contenido energético, junto a una alta proporción de fibra (tanto soluble como insoluble), potasio, vitaminas E y K, fitosteroles y determinados carotenoides, como la luteína y zeaxantína. La Fundación señala que entre los distintos beneficios saludables del pistacho que ya conocemos, su consumo puede contribuir a la prevención de enfermedades oculares. Probablemente debido a su alto contenido en polifenoles y vitamina E, así como el elevado contenido en dos carotenoides, la luteína y la zeaxantína, del pistacho.
La Fundación Dieta Mediterránea también señala que el consumo regular de pistachos reduce la presión arterial, facilita la función endotelial y reduce la rigidez arterial, mejora el perfil lípido (reduciendo el colesterol total y sobre todo el colesterol perjudicial – LDL-colesterol); reduce la incidencia de diabetes (por su bajo índice glucémico); y promueve el crecimiento de las bacterias saludables de la flora intestinal (debido a su alto contenido en fibra).
Por todo lo anterior, los pistachos han pasado a ser protagonistas absolutos en la nueva pirámide, es importante incluirlos en nuestro patrón alimentario y consumirlos a diario por sus múltiples propiedades y beneficios. Volviendo a la pirámide nutricional, los frutos secos se encuentran en el escalón de recomendación a de consumo diario, junto a frutas y verduras, lácteos, pan, cereales y junto al siempre valorado aceita de oliva.
En definitiva, pistachos en particular y frutos secos en general, son recomendados regularmente en el marco de una dieta saludable por sus numerosos beneficios para la salud, en especial, para la prevención de enfermedades cardiovasculares, reducción de la presión arterial y mejora del perfil lípido, reduciendo el colesterol total.
¿En qué consiste la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea es un modelo de vida compuesto por un conjunto de hábitos alimenticios acompañados de la práctica de ejercicio físico y el clima de los países del arco mediterráneo, entre los que se encuentra España.
En el plano meramente alimenticio, la dieta mediterránea se basa en el consumo de aceite de oliva frente a otros tipos de aceite y especialmente frente a la mantequilla y otras grasas vegetales. Predominan los ingredientes propios de la agricultura local, productos de estacionalidad, productos tradicionales, locales y respetuosos con el medio ambiente.
En la dieta mediterránea se promueven una serie de alimentos básicos recomendados entre los que se encuentran las verduras y legumbres, fruta, pescado, carnes blancas, pasta, arroz y frutos secos. Se evitan las carnes rojas, hidratos de carbono, azucares añadidos, procesados y ultraprocesados.